Hace cuatro años, Europa respondía de manera contundente a una crisis sin precedentes. Tras una pandemia que paralizó la actividad económica y social y cuyas secuelas siguen latentes, se lanzó en mensaje en forma de ayuda económica: de aquella crisis Europa saldría más unida y fortalecida. Se trataba de los fondos Next Generation EU, que movilizaron un total de 750.000 millones de euros a invertir entre 2021 y 2026, con el objetivo no solo de impulsar la reactivación de la economía, sino también su transformación. Europa emprendía una nueva etapa y era el momento de aprovechar la oportunidad.
Para que esos fondos europeos cumplieran con el doble objetivo con el que fueron ideados y llegaran a financiar los proyectos de las compañías solicitantes, se puso en marcha un sistema de gestión a nivel país basado en la colaboración público-privada. Porque la gestión de los fondos vinculados al Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia implica a los tres niveles de administración del Estado: Gobierno central, comunidades autónomas y entes locales. Cada uno de ellos publica sus convocatorias de forma independiente.
Hoy, en pleno ecuador de la ejecución de estos fondos europeos, España ha recibido ya 38.419 millones de euros del Plan de Recuperación y, a 31 de marzo se habían resuelto convocatorias por 35.191 millones de euros. El pasado mes de diciembre, el Gobierno solicitó el cuarto desembolso, de 10.000 millones, y en el mes de marzo, la Comisión Europea ha concedido a España dos meses más, hasta el 20 de mayo, para evaluar esta solicitud.
Pero ¿qué valoración hacen las empresas sobre la gestión de estos fondos europeos? ¿Los están solicitando? Lanzamos estas preguntas a los más de 1.350 empresarios y directivos que han participado en la última edición de ‘Perspectivas España 2024’, realizado en colaboración con CEOE. Un 26% de ellos afirma que ya ha optado a los fondos del Plan de Recuperación Europeo y un 8% prevé hacerlo próximamente. Sin embargo, la intención baja. El porcentaje de aquellos que prevén optar es siete puntos menor al de la pasada edición (15%), y hay un 67% que no se plantea hacerlo.