Tecnología e innovación van hoy de la mano en todas las áreas de negocio. La interrelación entre ambos conceptos no solo optimiza procesos y mejora la eficiencia, también abre la puerta a oportunidades transformadoras. Y es que la rápida evolución tecnológica y el asentamiento de nuevas capacidades como la inteligencia artificial generativa está redefiniendo las estrategias de las organizaciones, siendo crucial para mantener la competitividad.
Así, el 60% de los primeros ejecutivos españoles encuestados en el ‘KPMG CEO Outlook 2024’ afirma que invertirá en IA con independencia de la situación económica, conscientes de la urgencia de abordar los retos que trae consigo esta tecnología, con un potencial aún por determinar para transformar todos los aspectos de nuestras vidas. En este sentido, aunque los avances se están produciendo en materia de innovación, es necesario contar con unos principios básicos y reglas comunes que guíen la aplicación de la tecnología en las áreas legal y fiscal. Y, para ello, recurrimos a la sabiduría popular:
Evalúa la deseabilidad, factibilidad y viabilidad económica
No todas las ideas de innovación tecnológica deben ser ejecutadas. Para asegurar el éxito, cualquier proyecto de innovación tecnológica en la función legal y fiscal debe ser evaluado bajo los criterios de deseabilidad, factibilidad y viabilidad económica. La deseabilidad aborda si el proyecto satisface una necesidad real. La factibilidad analiza si puede realizarse técnicamente con los recursos disponibles, y la viabilidad económica verifica si el proyecto es financieramente sostenible, o, dicho de otra forma, si tendrá un retorno claro. Contrastar este último elemento en un departamento tributario o jurídico no es tarea sencilla, pues se deben considerar no solo los beneficios tangibles (por ejemplo, la diferencia entre los ingresos/ahorros generados y los gastos del proyecto), sino también otros beneficios intangibles difícilmente cuantificables como la mitigación de riesgos fiscales y legales, o la retención de talento.
Human-Centric: pon a las personas en el centro de la innovación
En cualquier proyecto de innovación, ya sea tecnológico o de otro tipo, el recurso más valioso son las personas. La participación activa de los equipos legales y fiscales, desde la fase de diseño hasta la implementación, garantiza que las innovaciones estén alineadas con sus verdaderas necesidades, favoreciendo tanto su productividad como su satisfacción laboral. Innovar con un enfoque centrado en los profesionales fomenta una mayor aceptación y adopción de las nuevas tecnologías, asegurando que el cambio sea realmente transformador y beneficioso.
Impulsa el aprendizaje continuo
Para innovar tecnológicamente, los equipos deben mantenerse al día con los últimos avances, ya que la tecnología evoluciona a un ritmo vertiginoso. En las funciones legales y fiscales, hemos visto una clara evolución en el uso de la tecnología: mientras hasta hace poco la robotización y el análisis de datos eran predominantes, hoy emergen nuevas tecnologías, como la IA Generativa, que requieren formación continua. Esta capacitación debe materializarse a través de talleres prácticos, seminarios especializados y cursos que preparen a los profesionales para adoptar y aplicar estas herramientas en su trabajo diario. No basta con sesiones puramente teóricas, la formación práctica es clave para asegurar que los equipos puedan aplicar eficazmente las nuevas tecnologías y maximizar su impacto. El riesgo de no hacerlo a nivel corporación es quedarse atrás y perder competitividad en el mercado.
Habilita espacios para el intraemprendimiento
La puesta a disposición de laboratorios de innovación, comunidades de práctica o talleres de emprendimiento interno proporciona un entorno seguro para que los profesionales legales y fiscales sean conscientes de la tecnología disponible y, a partir de ello, desarrollen sus propias ideas. Porque ideas llaman a ideas: al colaborar en estos espacios, los profesionales comparten conocimiento y descubren nuevas oportunidades de innovación, favoreciendo que la creatividad y la innovación fluyan de manera orgánica y controlada, sin comprometer la seguridad.
Estos espacios de intraemprendimiento también impulsan la motivación de los empleados, quienes ven valoradas y materializadas sus iniciativas. Un ejemplo claro de cómo se promueve la experimentación es el Sandbox de Inteligencia Artificial de la Unión Europea, que permite a las empresas probar tecnologías disruptivas en un entorno controlado, minimizando riesgos mientras se validan nuevas soluciones.
Fomenta una cultura de aceptación del fracaso
Innovar implica experimentar y, con ello, aceptar el riesgo de fracaso, siempre dentro de límites controlados porque, sin riesgo, no hay gloria. Fomentar una cultura en la que el entorno de prueba y error se vea como una oportunidad de aprendizaje es esencial para impulsar la creatividad y el compromiso de las personas. En el ámbito legal y fiscal, este enfoque abre la puerta a un mayor compromiso por parte de los equipos para crear y validar soluciones, como la automatización de procesos de cumplimiento o la adopción de asesores normativos basados en Inteligencia Artificial Generativa.
Asegúrate de tener el respaldo de la alta dirección
Para garantizar la implementación de iniciativas innovadoras, es fundamental contar con el patrocinio de la alta dirección. Dicha esponsorización es crucial para obtener los recursos necesarios y para aceptar las nuevas ideas que se presenten. Deben ser los primeros “creyentes” y tener una fuerte convicción del retorno que generará el proyecto o la iniciativa. En las funciones legales y fiscales, este apoyo es especialmente relevante, ya que, por su naturaleza, adoptar tecnologías disruptivas transformará la manera en la que se gestionan los riesgos y se cumple con las normativas, las cuales están en constante evolución.
Establece KPIs (Key Performance Indicators) para medir el éxito
Es esencial definir indicadores precisos que permitan medir los beneficios generados por cada proyecto tecnológico. Para los equipos especializados en legal y fiscal, estas métricas pueden incluir el ahorro en horas incurridas en tareas repetitivas o mecánicas, la mejora en la satisfacción de los usuarios, el aumento de la eficiencia operativa y, por supuesto, el impacto financiero como motor de creación de valor dentro de cada organización. Medir continuamente el progreso asegura que los proyectos se alineen con los objetivos establecidos y que los beneficios se hagan tangibles, permitiendo ajustar y optimizar las iniciativas en tiempo real.
Analiza si es mejor el desarrollo o la adopción de soluciones
En el ámbito de la innovación tecnológica, siempre surge la pregunta de si es mejor desarrollar una solución internamente o adquirir una ya existente. Esta decisión dependerá de factores como la urgencia, los objetivos del negocio, los recursos disponibles y el contexto del mercado.
Los departamentos fiscales y legales suelen tener objetivos a medio plazo, y requieren soluciones que cubran necesidades muy concretas (por ejemplo, herramientas de tax compliance, contract lifecycle management o de monitorización de litigios legales o fiscales). Por ello, la tendencia es apoyarse en expertos especializados que les ayuden a crear sus soluciones propias o licenciar productos de nicho ya testeados. De igual modo, las empresas invierten especialmente en tecnologías propias cuando quieren optimizar procesos inherentes a su negocio principal, dejando las funciones como la fiscal o legal en manos de soluciones más estandarizadas que ya han sido validadas.
En definitiva, en el ámbito de la innovación tecnológica, especialmente cuando se aplica a las funciones fiscal y legal, que están en constante cambio, no basta con tener buenas intenciones o teorías prometedoras. Como bien dice el refrán, “Obras son amores, y no buenas razones“. Las verdaderas transformaciones se logran cuando las ideas se materializan en proyectos concretos que no solo optimizan procesos, sino que también buscan ser sostenibles y fomentar el crecimiento a largo plazo. La clave está en actuar: implementar tecnologías emergentes como la inteligencia artificial y la automatización de manera efectiva y estratégica, asegurando que las decisiones se traduzcan en mejoras reales y medibles. Solo así se garantizará que la innovación se convierta en un motor de competitividad y crecimiento dentro de la organización.
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