La hoja de ruta está clara: la sostenibilidad, la digitalización y la atracción y retención de talento serán los ejes sobre los que debe asentarse un sistema de transporte que debe empezar a adoptar una visión global y multimodal. Y es que el sector Transporte en España se encuentra en un momento de cambios y nuevos retos, adaptándose a las necesidades de un mundo cada vez más interconectado, incierto y cambiante. Y en esa adaptación, Administración, empresas y ciudadanos deben trabajar de la mano para conseguir combinar sostenibilidad y crecimiento económico.
Porque decidir qué movilidad queremos tener para nuestras ciudades o para desplazarnos por el territorio va a determinar en buena medida el país que queremos para vivir y para trabajar. Y cómo avancemos en la descarbonización, especialmente en nuestro sistema de transporte de mercancías, marcará el futuro de la economía del país. Así se puso de manifiesto en el encuentro ‘El futuro del sector transporte’, organizado por El País, en colaboración con KPMG y Corporate Excellence, que reunió expertos y líderes del sector para hablar del futuro más inmediato de la movilidad.
Si hay una aliada en la transformación del sector, esa es sin duda la tecnología. A través de ella, el objetivo es facilitar la integración de diferentes modos de transporte, optimizar los servicios y mejorar la gestión del tráfico. Así, las compañías están adoptando tecnologías avanzadas que incluyen el uso de big data, inteligencia artificial y análisis predictivo para planificar los movimientos de mercancías, predecir la demanda y gestionar el tráfico en tiempo real. Así lo confirma el 68% de los CEO del sector de Infraestructuras y Transporte, que sitúan la IA generativa como una prioridad de inversión en sus organizaciones, a pesar de la actual incertidumbre económica.
Una mejora en la precisión y en la capacidad de anticipación que tiene su retorno en el usuario. Tanto es así que empresas como Renfe y EMT están ya invirtiendo en mejorar la experiencia del usuario al proporcionar a los pasajeros la posibilidad de acceder a información fiable y en tiempo real sobre horarios, tarifas e incidencias, permitiéndoles planificar, tomar decisiones y optimizar rutas que combinan diferentes opciones de transporte en un solo viaje.
La sostenibilidad y los asuntos ESG ocuparán también un lugar destacado en las agendas corporativas de las compañías del transporte. El aumento de la ambición climática y la necesidad de incrementar la independencia del exterior conlleva un reto mayúsculo para todos los actores del transporte y para alcanzar los objetivos marcados sin merma de la competitividad.
Uno de los objetivos que refuerzan el compromiso con un futuro más verde consiste en disminuir el 35% de las emisiones de gases de efecto invernadero en el horizonte de 2030, una media incluida en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), recientemente actualizado por el Consejo de Ministros. “Este objetivo en viajeros requerirá reducir los trayectos en vehículos privados en las ciudades en torno a un 40% y, en consecuencia, dos terceras partes de esta reducción se tendrá que absorber con el trasvase modal de viajeros al transporte público urbano y metropolitano”, añadió José Antonio Santano, secretario de Estado de Transportes y Movilidad Sostenible.
En esta línea, el ferrocarril se establece como una de las alternativas más comprometidas con el medio ambiente por sus reducidas emisiones de gases contaminantes y su eficiencia logística. Es decir, por su capacidad para transportar personas y/o mercancías con bajo impacto. Invertir en infraestructuras de trenes y plataformas intermodales, así como una mayor colaboración entre los diferentes medios de transporte será clave para alcanzar esta eficiencia, estableciéndose como la solución más eficiente para reducir costes, mejorar la sostenibilidad y hacer frente a una demanda de transporte de mercancías que sigue creciendo.
Para llevar a cabo todos estos avances, es necesario contar con talento capacitado para ello. Y el sector lo tiene claro: el 93% de los CEO del sector del Transporte tiene previsto aumentar su plantilla en los próximos 3 años. Sin embargo, persisten problemas como son la escasez de mano de obra o el progresivo envejecimiento de la plantilla: “Actualmente, el 55% de los conductores tienen más de 50 años y solo el 11% tienen menos de 40 años. Además, el número de personas que solicitan el carnet de conducir para vehículos pesados ha caído considerablemente”, subrayó Francisco Iglesias, consejero delegado de Alsa.
Pero ¿a qué se debe esta dificultad para atraer y retener talento? Lo cierto es que el sector se percibe como poco atractivo y con escasa visibilidad entre las nuevas generaciones, que priorizan un mejor equilibrio entre la vida profesional y personal. Además, existe una significativa brecha de género.
En términos generales, falta información acerca de las condiciones de trabajo, oportunidades de crecimiento profesional y planes de conciliación laboral y personal que ofrece el sector. Para superar este obstáculo, las empresas deben invertir en una serie de iniciativas que sitúen a los conductores de transporte de viajeros y mercancías como un perfil diferencial y atractivo.
En definitiva, es hora de que todos los actores del transporte colaboren para construir un sistema que beneficie a la sociedad en su conjunto. Solo así podrá desplegar todo su potencial, ayudando a alcanzar los tan necesarios objetivos de sostenibilidad a largo plazo.
Así lo reflejó Cándido Pérez, socio responsable de Infraestructuras, Transporte, Gobierno y Sanidad de KPMG en España: “La complementariedad entre la mayor eficacia con los cambios operativos que estas tendencias van a producir, nos permitirán ver en unos años un esquema del sector complejo, pero en el que los operadores digitales, los operadores de los medios de transporte y las autoridades de transporte tendrán un papel distinto al actual”.
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