Tras varios años complicados, 2024 ha comenzado a dar buenas noticias, como las bajadas en los tipos de interés que apuntan hacia un optimismo cauteloso. El gap entre las operaciones anunciadas y las cerradas se ha reducido, aunque las valoraciones se mantienen. El fundraising sigue complicado por la ausencia de distribuciones, los LPs necesitan liquidez, pero siguen confiando en un asset class que ya ha demostrado tener buenos retornos en los contextos más difíciles. Y las desinversiones se hacen esperar, por lo que cuidar la cartera siempre es un acierto. La innovación y la sofisticación apuntan a estrategias como los continuation funds, para seguir aumentando el valor.
En este contexto, CapCorp 2024 ha reunido a todos los profesionales del private equity y del M&A para tomar el pulso al mercado. La jornada dejó patente un sentimiento de “optimismo cauteloso”, tal y como anticipó Noelle Cajigas, socia responsable de Deal Advisory de KPMG en España y en EMA, durante la jornada de bienvenida. “Estos años atrás hemos tenido un claro parón de operaciones, motivado entre otros factores por la falta de confianza en la evolución futura de las empresas. Poco a poco, esa confianza está volviendo y las expectativas de valoración se están encontrando.” Resulta interesante observar cómo se está reduciendo la brecha entre las operaciones anunciadas y las cerradas. No obstante, los mercados privados aún requieren una recuperación completa. Las mejoras en los tipos de interés representan un apoyo, aunque reflejan más un contexto de financiación favorable que un incremento en la valoración de los activos.
En este sentido, Alfredo Zavala, socio de Realza Capital, lo tenía claro: “el primer paso es que se hagan operaciones y, el segundo, que suban los precios”. En 2023 ha habido un desarreglo entre las aspiraciones de precio entre compradores y vendedores. Aunque el private equity ha estado más cauto, “hay muchos fondos que ya tienen necesidades de inversión, lo que ha hecho que el mercado empiece a recuperarse. Además, tienen también presión por desinvertir, porque los LPs están pidiendo distribuciones. A poco que ayude el entorno macro, esto se va a traducir en un repunte de las valoraciones y de la actividad en general”, explica el socio de Realza Capital.
Sin duda, los calendarios de devoluciones están sufriendo retrasos, lo que está dando lugar a mayores dificultades para llevar a cabo procesos de fundraising. “En este tipo de situaciones, se puede vislumbrar fácilmente quiénes son buenos gestores, porque mantener una compañía en cartera te obliga a maximizar el valor durante más tiempo, hacer crecer la empresa, encontrar nuevos productos y nuevos mercados”, explica Javier Lendines, director general de Mapfre AM. En definitiva, el inversor va a exigir una mayor rentabilidad, lo que se convierte en un desafío para los private equities.
En cualquier caso, 2025 se presenta como un año que va a ser positivo desde el punto de vista de la inversión. Hay factores que apuntalan un mejor entorno para invertir y desinvertir, pero, según Noelle Cajigas, “no estamos en un momento de euforia, todavía se analizan las operaciones con cautela”. Eso sí, el mercado ha constatado que, en los momentos más difíciles, han surgido fórmulas totalmente creativas que han demostrado la calidad de este asset class.
Durante los últimos años, España se ha posicionado como un destino muy interesante de inversión dentro del contexto europeo. Los fondos internacionales han puesto su punto de vista en nuestro país, que se ha presentado en un caldo de cultivo de pymes que ofrecen oportunidades de inversión. José Antonio Zarzalejos, socio responsable de Corporate Finance de KPMG en España y en EMA, apunta que, “probablemente, en términos agregados, la inversión en España ha caído, pero al segmentar el mundo del private equity, se puede analizar que hay gestoras paneruopeas abriendo sede en España, incrementando equipos locales y poniendo más foco en nuestro país”.
Y es que, el interés por España, especialmente en el middle market, ha crecido. Javier López Moras, Partner de Keensight Capital, explica que su estrategia “pasa por tener flexibilidad y enfoque sectorial, lo que, además, encaja perfectamente con compañías familiares que buscan un socio que les lleve al siguiente nivel”. En el sector tecnológico encontraban compañías buenas, pero con escaso tamaño. En la actualidad, esas empresas ya han crecido, lo que aumenta las oportunidades de inversión. Por otra parte, en healthcare hay compañías con mucha calidad, especialmente las relacionadas con fabricación.
En definitiva, el objetivo de muchas compañías españolas pasa por ganar escala y, posteriormente, internacionalizarse. José Antonio Zarzalejos lo tiene claro: “si la empresa española no es capaz de generar escala, vamos a perder oportunidades y competitividad. Ese caldo de cultivo de pymes es un arma de doble filo porque España debe ser atractiva por las razones adecuadas, con empresas que tengan suficiente escala”. Además, el socio de KPMG explicaba la importancia del cambio que se está produciendo en la cultura empresarial: “va a haber una transición en las compañías tradicionales, con nuevas generaciones más abiertas y arriesgadas. En España tan solo necesitamos un contexto que favorezca la inversión y no tenga trabas fiscales ni laborales”.
En este sentido, Miguel Ángel Ladero, director Corporativo de Inversiones de Cofides, considera que, “hasta hace poco teníamos compañías que se consolidaban en España y luego comenzaban ese proceso de internacionalización, pero cada vez más, encontramos compañías globales desde el primer momento”. En definitiva, tenemos buena base para seguir creciendo, con proyectos muy potentes a nivel internacional y con el interés del capital extranjero.
En estos años en los que se ha invertido con cautela y se ha desinvertido poco esperando el aumento de las valoraciones, cuidar la cartera se ha convertido en uno de los principales objetivos del private equity. Precisamente, ese tejido empresarial formado en su mayor parte por pymes suele requerir cierta profesionalización, acompañamiento a la participada y, por supuesto, la aplicación de “best practices” en ESG. En palabras de Juan Eusebio Pujol, Operating Partner de Miura Partners: “es fundamental reforzar el governance, el compliance y el equipo directivo”.
Lo cierto es que, durante los últimos años, los fondos se han enfocado en hacer crecer sus participadas. Así lo explicaba Guillermo Padilla, socio de Strategy and Value Creation de KPMG en España: “los fondos se enfocan en potenciar las capacidades de las compañías para llevarlas al siguiente nivel y ofrecerlas al mercado. Algunas de ellas son aspectos relacionados con supplychain, optimizando la cadena de suministro; operaciones, reduciendo costes y mejorando la calidad de los productos; tecnología, digitalizando procesos; y princing, implementando mejoras en la estrategia de precios; y, en definitiva, todo el ciclo de inversión de un fondo, para conseguir la máxima rentabilidad en el momento de la desinversión”.
De hecho, la sequía en materia de desinversiones ha provocado que, gracias a la sofisticación y a la innovación en la inversión, se miren con mejores ojos a los continuation funds, con todo tipo de estrategias para extender el periodo de inversión vía add ons.
Cada vez más, sostenibilidad y rentabilidad son palabras parejas, y es que son muchos los inversores que exigen que su capital se destine a inversiones que tienen en cuenta los criterios ESG. Ha pasado de ser una recomendación a ser una necesidad. Jorge Solaun, socio responsable de Energía, Infra & ESG en Deal Strategy de KPMG en España, aseguraba que “a pesar de lo que pueda parecer por la controversia mediática, el 70% de los fondos de private equity declara que la importancia del ESG en su gestión ha aumentado en el último año. Las áreas en las que tenemos mayor actividad de asesoría ESG en clientes de private equity son las due diligence ESG, principalmente vendor que se vinculan a las due diligence comerciales. También ha tomado importancia la asesoría de ESG asociada al lanzamiento de nuevos fondos Artículo 8 y 9, y los modelos de gestión del reporte de participadas”.
No obstante, la sostenibilidad aún enfrenta el desafío de cómo ser medida: “el día en que todos los datos sean comparables, podrán equipararse con los datos financieros”, comentaba Ana Rivero, Operating Partner ESG de Alantra Private Equity. En este sentido, Jorge Solaun exponía que, “nosotros queremos medir los esfuerzos con métricas y el impacto en euros. El volumen de datos a producir y monitorizar es muy alto, y la incontinencia regulatoria dificulta aún más la gestión, especialmente para las casas de private equity más pequeñas”.
Todavía siguen existiendo inversores que piensan que con la sostenibilidad están sacrificando rentabilidad. Al menos eso aseguraba Fabiola Fernández-Ladreda Rivera, ESG VP de Altamar CAM Partners, que apuntaba la importancia de concienciar culturalmente sobre este tipo de inversión. Según Esther Sarsa, Sustainability Partner de Miura Partners, “los inversores piden más datos ESG, están más profesionalizados, hacen due diligence ESG y tienen procesos de comité de sostenibilidad. En definitiva, hay una evolución en cómo los inversores piden los datos”. No obstante, el principal problema es la trazabilidad de ese dato. Según Ana Rivero, “es complicado encontrar un software que valga para todo, hay que invertir en esa digitalización y también en gobernanza, para poder exigir responsabilidades”. En definitiva, conseguir mitigar riesgo, ser exhaustivo y abordar los retos de forma específica.
En un contexto de mercado en el que las desinversiones se hacen de rogar y en el que hay una ausencia de distribuciones, el mercado secundario y fondos de continuación se han alzado como una de las principales palancas de actividad y alternativas. José González Aller, socio responsable de Private Equity de KPMG en España, explica que “los gestores buscan dar solución a esa mayor complejidad para dar salida a determinadas compañías del portfolio y en otros casos maximizar la rentabilidad de gestión de buenas compañías alargando los periodos de inversión, a la vez que atienden a las necesidades de sus inversores que piden distribuciones y que se comprometan nuevos fondos. En definitiva, buscan acelerar distribuciones a los partícipes y, además, quedarse con la gestión de aquellas compañías que han tenido un buen comportamiento y que todavía tienen recorrido”.
Pero no solo de vehículos de continuación vive el mercado secundario. La venta de participaciones de fondos es cada vez más habitual. En el caso de Arcano, sus fondos son bastante flexibles pudiendo hacer inversiones en primario, secundario y co-inversiones. “Las razones por las que alguien vende su participación en un fondo de private equity están principalmente relacionadas con la necesidad de liquidez durante la vida de un fondo, que suele estar en torno a 10 años. En 2022, por ejemplo, compramos participaciones a compañías de seguros que, con la subida de tipos de interés, tuvieron problemas y necesitaban reestructurar balance y conseguir liquidez y decidieron vender carteras de private equity”, apuntaba Gonzalo Eguiagaray, Managing Director Private Equity de Arcano Partners.
Por otra parte, al hablar de mercado secundario muchos piensan en importantes descuentos en pricing, pero no siempre es así. Gonzalo Eguiagaray explica que es “es fundamental analizar cada una de las compañías que hay debajo del fondo y las perspectivas de creación de valor a futuro. Ante la pregunta, ¿a qué descuento compras sobre el último valor patrimonial neto? La respuesta siempre depende de cuál sea el valor patrimonial neto y su valoración en el fondo”.
Por último, un tema importante son los potenciales conflictos de interés en las valoraciones entre compradores y vendedores, cuando llevan a cabo una operación de secundario desde un vehículo a otro con diferentes LPs y mismo GPs. Leopoldo Reaño, Managing Director Spain de Dea Capital Alternative Funds, aseguró que “hay que buscar un racional que convenga a todos, le tiene que interesar al fondo que sale y también al fondo que entra. Si se dan estas circunstancias, la situación es buena y será un deal correcto y ordenado”.
En definitiva, después de la tormenta siempre llega la calma y, tras años más complicados en los que ha habido un parón en el cierre de operaciones, todo apunta a la reactivación. Todavía no ha habido esa esperada bajada de las valoraciones, pero los procesos empiezan a cerrarse y ya son menos los deals caídos en el mercado. Por su parte, los inversores están a la espera de sus distribuciones, pero la innovación en las estrategias ha hecho que fórmulas como los continuation funds permitan mantener la actividad. El sector es positivo y tiene claro que 2025 es el año de la reactivación de las inversiones y de la mejora de los procesos de fundraising.
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