Europa refuerza su estrategia para competir en la industria global de automoción

La Comisión Europea ha presentado el Plan de Acción Industrial para el sector de la automoción, una iniciativa alineada con las estrategias de descarbonización y competitividad establecidas en la Brújula para la Competitividad de la Comisión Europea, que llega en un momento de grandes cambios para la industria. Y es que este plan, fruto del diálogo estratégico entre el sector y la Comisión Europea, y que deberá pasar por el Consejo y el Parlamento Europeo, tiene como objetivo principal apoyar a la industria automotriz europea en su transición hacia la electrificación, garantizando su competitividad en un mercado global cada vez más desafiante y en un entorno geopolítico en constante cambio.

Así, el Plan define una serie de medidas concretas para fortalecer la competitividad de la industria automotriz europea, basándose en cinco pilares fundamentales:

1. Innovación y digitalización

La razón de ser de este Plan es, fundamentalmente, recuperar el liderazgo de Europa en la transición hacia vehículos conectados y autónomos, por lo que anuncia la creación de una Alianza Europea de Vehículos Conectados y Autónomos, que acelere la cooperación transfronteriza europea en tecnologías de conducción autónoma.

En esta misma línea, busca identificar proyectos candidatos a un Important Project of Common European Interest (IPCEI por sus siglas en inglés)para el desarrollo de vehículos limpios, conectados y autónomos y que respalde toda la cadena de valor de baterías de próxima generación, incluido su reciclaje.

Además, la Comisión destaca la importancia de aprovechar los datos generados por el vehículo conectado y se compromete a presentar una propuesta legislativa para acelerar su uso. Sin olvidar la relevancia de la ciberseguridad en estos vehículos, para lo cual propone una supervisión continua de los riesgos bajo la directiva NIS2 y deja abierta la posibilidad de establecer un marco regulador específico para vehículos a motor si fuera necesario.

2. Movilidad limpia

El segundo pilar se enfoca en alcanzar el objetivo europeo de neutralidad climática para 2050. Así, la Comisión reconoce que la transición hacia una movilidad de cero emisiones debe ser socialmente justa y económicamente viable. Por ello, propone flexibilizar el calendario de cumplimiento de los estándares de emisiones de CO2 (normativa CAFE), permitiendo a los fabricantes cumplir los objetivos en un período de tres años, equilibrando los déficits y superávits de emisiones entre los años 2025 y 2027. Una medida que, aunque ha sido bien recibida por la industria, también ha suscitado quejas por la falta de mayor concreción sobre la implementación práctica de la neutralidad tecnológica.

El Plan, que se complementa con una comunicación sobre descarbonización de flotas corporativas, también señala la necesidad de un enfoque más coordinado a nivel europeo en los esquemas de incentivos a la compra de vehículos. En este sentido, insta a los Estados miembros a introducir ventajas fiscales y a explorar modelos de leasing social similares a los implementados en Francia. Sin embargo, no contempla ayudas directas a la compra de vehículos eléctricos a nivel europeo, una medida esperada por el sector y que, tras la finalización del Plan MOVES, deja a España sin incentivos directos a la compra.

3. Competitividad y resiliencia de la cadena de suministro

El tercer pilar busca garantizar una producción de baterías competitiva en Europa, reduciendo la dependencia de proveedores extranjeros, especialmente de China. Para 2030, se busca que más del 50 % del valor añadido en la cadena de valor de las baterías provenga de Europa. Para lograrlo, la Comisión ha lanzado el paquete financiero Battery Booster, con una dotación inicial de 1.800 millones de euros para financiar proyectos de fabricación de baterías para vehículos eléctricos, priorizando la resiliencia de la cadena de suministro por encima de los costos.

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Asimismo, se anuncia la introducción de requisitos de contenido local para las baterías de los vehículos eléctricos comercializados en la UE. Además, a través de la Ley de Materiales Críticos (CRMA), se establecerá una lista de proyectos estratégicos con procesos simplificados, y se anuncian incentivos para inversiones conjuntas en materiales crudos a través de los acuerdos estratégicos que la UE mantiene con diversos países productores.

4. Competencias y dimensión social

En cuarto lugar, el Plan destaca la importancia de la formación y capacitación de la fuerza laboral para responder a las nuevas demandas del sector automotriz. En este sentido, la Comisión fomentará redes de apoyo para la reubicación de trabajadores y promoverá iniciativas de colaboración público-privada orientadas al desarrollo de programas formativos alineados con las exigencias del mercado laboral, con un enfoque especial en la electrificación y la digitalización.

5. Equidad en las condiciones de acceso a mercados

El último pilar se centra en el fortalecimiento de las herramientas de defensa comercial de la UE. Esto incluiría reglas específicas de origen para el ecosistema de vehículos eléctricos, la implementación de medidas antidumping contra prácticas desleales y la introducción de nuevas condiciones, como empresas conjuntas o acuerdos de compra, en las inversiones extranjeras en el sector, con el objetivo de aumentar el valor añadido europeo.

En definitiva, en un escenario donde otros países han sabido capitalizar el cambio tecnológico que vive el sector de la automoción, con este Plan la UE busca asegurar el liderazgo de la industria europea reforzando su competitividad para evitar quedarse rezagada en el mercado global. Así, la estrategia marca un paso decisivo, pero su éxito dependerá de una implementación eficaz y del respaldo de los Estados miembros.