Mientras EEUU crece, camina firme hacia el pleno empleo y tiene, de momento, la inflación controlada, la Eurozona sigue mostrando debilidad, con una inflación plana, y Japón acaba de salir de la deflación, tras dos décadas de estancamiento económico. Son tres escenarios macroeconómicos completamente distintos, como resultado de la crisis financiera, pero con la misma política monetaria convencional y no convencional: tipos de interés en el entorno del 0% e inyecciones de liquidez en el sistema.
¿Han sido acertadas estas decisiones? ¿Existen síntomas de agotamiento en las políticas monetarias expansivas? ¿Es hora de poner en práctica otras medidas?
Esta semana que termina ha sido clave en esta materia. Los bancos centrales de Estados Unidos y Japón, presididos por Janet Yellen y Haruhiko Kuroda respectivamente, se han reunido en un momento en el que la coyuntura económica empieza a demandar un giro en las medidas convencionales y no convencionales. Sin embargo, ambos organismos han optado por mantener los tipos de interés. La FED, en el rango del 0,25% y 0,5%, y el BoJ, en el -0,1%. Dos semanas antes, Mario Draghi hacía lo propio y el BCE dejaba el precio del dinero en el 0%. Los cambios empiezan a vislumbrarse en las medidas expansivas. Veamos en detalle por regiones.
En EEUU la economía avanza de forma moderada. En el segundo trimestre, menos de los estimado por los analistas, pero a ritmos superiores al 1% en tasa trimestral. Se espera, además, que en la recta final del año el consumo, que representa dos tercios del PIB, aumente. La tasa de paro está por debajo del 5% y la inflación, al alza pero aún a un punto del objetivo del 2%. El temor es que ésta se caliente demasiado fruto de la mayor demanda. De ahí, que algunas voces internas del comité de expertos de la FED apostaran ya por una subida de tipos. Sin embargo, sin urgencia inflacionaria, la decisión se ha retrasado a la reunión de la Reserva Federal de diciembre, fecha en la que la propia Yellen ya ha reconocido que podría producirse la esperada subida de tipos. “Existe la preocupación de que un dólar fuerte pueda ralentizar la recuperación económica. Otros factores como el Brexit y la lentitud de la recuperación de la zona Euro, ambos con impacto en la economía americana, también preocupan a la Fed”, señala Noelle Cajigas, socia responsable de Mercado de Capitales de KPMG en España
Respecto a las políticas expansivas, en EEUU ya se abandonaron hace un par de años, después de destinar varios billones de dólares desde que estalló la crisis. En la Eurozona, el programa de compra de deuda actual se puso en marcha en marzo del año pasado. El desembolso mensual en la adquisición de activos públicos y privados alcanza los 80.000 millones de media (60.000 millones entre marzo de 2015 y marzo de 2016) y previsiblemente se mantendrá hasta marzo de 2017.
El conjunto de la Eurozona muestra aún signos de debilitamiento económico, con Francia e Italia estancadas y con Alemania y España marcando pecho. La inflación, por su parte, permanece anclada en el entorno del 0%, muy alejada del objetivo del 2%, lo que demuestra que la bajada de tipos no ha servido para impulsar los precios. “El riesgo de mantener tipos de interés bajos más tiempo del necesario es que puedes acabar en deflación”, advierte Javier Flores, director del servicio de Estudios de Asinver, la Asociación Europea de Inversores Profesionales. Tampoco las inyecciones de liquidez han alcanzado su objetivo.
Para más inri, cada vez escasean más las opciones de compra del Banco Central Europeo. Ante este panorama, surge el debate sobre si es el momento de que el BCE dé un paso atrás y sea la política fiscal la que recoja el testigo. No es fácil. Depende de cada Gobierno y de la situación macroeconómica de cada país. Estas medidas plantean bajadas de impuestos que mermarían los ingresos del Estado, por lo que su déficit se vería perjudicado.
Otro escenario dispar es el que vive Japón. Tras dos décadas en deflación, el país acaba de salir de esta perniciosa espiral en la que no se consume y no se invierte ante la expectativa de que los precios continúen bajando (están situados en el -0,5%). El BoJ muestra su satisfacción después del lanzamiento hace tres años de su programa de compras masivas de activos. Kuroda lo mantendrá hasta que la inflación se coloque en el 2%, pero el foco se pone ahora en controlar la evolución de la rentabilidad de los bonos a 10 años, para elevarla y situarla en el 0%.
Desde Asinver se considera arriesgado prolongar las políticas monetarias expansivas y dejar en niveles planos, incluso negativos, los tipos de interés por un plazo demasiado largo. “Hay margen para llevar a cabo de forma pausada un ciclo de subidas de tipos de interés”, asevera Flores. “No hay mucho más margen en mantener las políticas monetarias porque estas medidas pasan factura a los bancos”, añade Rafael Pampillón, director de análisis económico del IE Business School.
Los mercados bursátiles, que en los últimos meses se muestran más pendientes de las decisiones de los bancos centrales, han aplaudido las decisiones de la FED y el BoJ. Es de predecir que en diciembre, si como todo apunta, EEUU sube tipos, Europa respirará aliviada porque eso repercutirá en el dólar, que se apreciará frente al euro. Y un euro débil significa un aumento de las exportaciones. La maquinaria en marcha.
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