Escalada arancelaria: qué pueden hacer las empresas en un escenario incierto

Pese al anuncio de pausa temporal para algunos países, el comercio internacional continúa sacudido por los aranceles establecidos por Estados Unidos. ¿Qué pueden hacer las empresas en estos momentos?

10 de abril 2025 ⸱
Aranceles

Desde su llegada a la Casa Blanca, el mundo permanecía expectante a cómo Donald Trump iba a concretar las medidas proteccionistas que había prometido en campaña electoral. Aunque ya había establecido aranceles a algunos países (Canadá, China o México) y productos (acero y aluminio), fue el pasado 2 de abril cuando realizó el esperado -y temido- anuncio: imposición de aranceles del 10% a todas las mercancías que, en determinados mercados, se incrementan con un porcentaje variable calculado en función del déficit comercial que mantiene Estados Unidos con esos mercados. Tras días de tensión y castigos en los mercados de todo el mundo, finalmente Trump anunciaba una pausa de 90 días para los países “que no han adoptado represalias”, manteniendo una tasa global del 10%.

El comercio global se ha situado así en un escenario marcado por la imprevisibilidad, en la línea del perfil político del propio mandatario estadounidense. Como recordaba The Economist, la imposición de aranceles retrotraía las políticas comerciales de Estados Unidos al siglo XIX. La reacción de los países ha oscilado entre el anuncio de fuertes contramedidas, como es el caso de China, que se ha topado con la misma contundencia de vuelta y un incremento de sus aranceles al 145% (excluyendo móviles, ordenadores y chips), y la negociación, como es el caso de la UE.

En este escenario, la principal dificultad a la que se enfrentan las empresas ante esta escalada proteccionista es la incapacidad de anticipar que sucederá en las próximas semanas, con el mundo sumido en un bucle acción-reacción del que todavía no se puede predecir ni su profundidad ni su horizonte temporal.

El comportamiento de los mercados bursátiles en las últimas semanas pone de manifiesto la incertidumbre que genera este tipo de decisiones en los inversores. Y, si hay algo que los inversores rechazan es precisamente la incertidumbre (de hecho, las operaciones corporativas se están ralentizando cuando no paralizando).

Ante este escenario altamente volátil, las organizaciones han de avanzar en la preparación de medidas ágiles ante posibles escenarios de aranceles, evaluando y definiendo sus impactos y las posibles tácticas para mitigar sus efectos. Además de no dejar de mirar a un largo plazo que se vislumbra cuanto menos complejo en términos geopolíticos.

Escalada arancelaria

Impacto desigual en la UE

Los aranceles que la administración estadounidense había impuesto para el bloque se sitúan en el 20%. Tras la moratoria, a la tasa global del 10%. No obstante, se mantienen los aranceles del 25% establecidos para el acero y el aluminio el pasado mes de marzo.

En otros mercados, especialmente los países asiáticos, las tasas anunciadas el 2 de abril eran más altas: en el caso de China, alcanzan ya el 145%, mientras que las decretadas para Vietnam (46%); Taiwán (32%); India (26%) o Corea del Sur (25%), tras la moratoria se reducen también al 10% global. En Reino Unido o Brasil se situaban ya en esa cifra. Estas diferencias pueden ser claves para las estrategias de las empresas si las medidas proteccionistas se reactivan y se mantienen a medio y largo plazo.

En todo caso, el anuncio de aranceles, junto a las duras acusaciones vertidas por Trump a la Eurozona en las últimas semanas, dibujan un nuevo escenario en el que quedará por ver si finalmente se establecen unas nuevas reglas de juego a nivel comercial que tendrían, sin duda, impacto en las economías de cada país y del propio bloque comunitario.

Según los datos de Eurostat, en 2024, el 20,7% de las exportaciones de bienes de la UE se dirigieron Estados Unidos, lo que convierte a este país en el principal destino de este tipo de productos. En lo que respecta a las importaciones de bienes que recibió la UE en el pasado ejercicio, el 13,7% procedieron de Estados Unidos. Solo las importaciones chinas se situaron por encima (21,3%).

Estos porcentajes ya dan idea de que la UE mantiene un superávit comercial de bienes con Estados Unidos (la excusa esgrimida por el ejecutivo que lidera Trump para imponer aranceles). Pero para entender la relación entre dos de los principales mercados de consumo del mundo hay que profundizar en esas cifras.

En 2024, la UE registró superávit comercial en maquinaria y vehículos (102.000 millones de euros), productos químicos (92.000 millones de euros) y otros productos manufacturados (57.000 millones de euros), mientras que mantuvo déficits en energía (65.000 millones de euros), materias primas (4.000 millones de euros) y otros bienes (2.000 millones de euros).

De estas cifras se pueden deducir los productos que acaparan las relaciones comerciales que la UE mantiene con Estados Unidos: si los productos farmacéuticos, los vehículos y las maquinarías son los bienes más exportados; el petróleo, el gas, además de medicamentos, motores y componentes aeronáuticos, son los más importados.

Por tanto, Industria, Automoción y el sector Farmacéutico serían los sectores que en la UE se verían más afectados por las medidas proteccionistas norteamericanas (de hecho, Trump ya ha anunciado que establecerá aranceles específicos para los productos farmacéuticos).

Dentro de la UE se observan también diferencias por países: de acuerdo con los datos de Eurostat, Alemania e Italia destinaron en 2024 más del 20% de sus exportaciones fuera de la UE a Estados Unidos (el 22,7% y el 21,2%, respectivamente), mientras que en Francia ese porcentaje se situó en el 17,2% y en España, en el 12,3%. Esas diferencias se reflejaron en las balanzas comerciales: Alemania mantuvo un superávit comercial con Estados Unidos superior a los 92.000 millones de euros y el de Italia rozó los 39.000 millones. Sin embargo, el de Francia no llegó a los 3.000, mientras España registró un déficit comercial de cerca de 6.000 millones de euros.

Escalada arancelaria

El impacto en España

De las cifras anteriores, se deduce una menor exposición de España al mercado estadounidense. Según los datos del Ministerio de Economía, Comercio y Empresa, las exportaciones a Estados Unidos alcanzaron en 2024 un valor superior a los 18.000 millones de euros y supusieron casi el 5% del mercado internacional español. Por tanto, el impacto directo de los aranceles en España será limitado.

De acuerdo con los cálculos del propio Ministerio, el 80% de las exportaciones españolas a Estados Unidos se va a ver afectado por los aranceles. Los principales bienes que España destina a este país son maquinaria mecánica y electrónica, aceites vegetales y grasas animales, aceites minerales, y productos farmacéuticos. Por tanto, los sectores Industria, Alimentación y Bebidas, y Farmacéutico serían los más expuestos.

Pero, además, hay que tener en cuenta el llamado impacto de segunda vuelta, es decir, el derivado de los efectos negativos causados en socios comerciales clave para España con mayor exposición a Estados Unidos (como es el caso de Alemania). Tal y como destaca la Cámara de Comercio, muchas de las exportaciones de estos países incorporan valor añadido producido en España. Este impacto podría extender los efectos de los aranceles a otros sectores como la Automoción. Como explica Ignacio Crespo, socio de Consulting Corporates de KPMG en España, “el impacto de segunda vuelta es clave para evaluar correctamente los efectos en el sector.  «Si bien el volumen de exportación directo de componentes y vehículos no es tan significativo, sí lo es indirectamente, al integrarse en las exportaciones de terceros países a Estados Unidos. Además, hay que tener en cuenta que grandes empresas de componentes españolas disponen de centros en México y Canadá, para los que Trump decretó aranceles mayores que para la UE”.

Escalada arancelaria

La reacción de la Unión Europea y de España

De momento, la Unión Europea está manteniendo una postura prudente ante las nuevas tasas de Estados Unidos, mostrándose partidaria de la negociación. Úrsula Von der Leyen ha ofrecido a Estados Unidos ‘aranceles cero’ en productos industriales y a la vez ha pedido a China que evite una mayor escalada arancelaria. Tras el anuncio de Trump de una ‘tregua’ de 90 días para finalizar las negociaciones con aquellos países que han tendido la mano para ello, queda por ver cómo finaliza la relación comercial entre ambos bloques.

A lo que sí que respondió la UE fue al incremento de los aranceles al acero y al aluminio que Estados Unidos decretó en marzo, con aranceles de entre el 10% y el 25% para más de 1.600 productos. Sin embargo, tras la moratoria anunciada por Trump, estos aranceles también han sido pausados 90 días.

Por su parte, el Ejecutivo español ha presentado un Plan de respuesta y relanzamiento comercial para proteger a las empresas afectadas por los aranceles. Este plan cuenta con una financiación de más de 14.000 millones de euros, de los que 7.400 suponen nueva financiación y 6.700 proceden de instrumentos ya existentes.

Además de establecer una nueva línea de avales por valor de 5.000 millones de euros, se refuerza el Fondo para la Internacionalización de la Empresa y 2.000 millones de euros de CESCE, la Compañía Española de Seguros de Crédito a la Exportación, se destinarán a cubrir proyectos internacionales afectados por los aranceles. A estos fondos se suman una línea ICO de 1.000 millones para impulsar la competitividad y la internacionalización, 400 millones del Plan MOVES III y 200 millones del Fondo de Apoyo a la Inversión Industrial Productiva.

Además, el Plan amplía el plazo durante el cual las empresas pueden absorber las pérdidas ocasionadas por la pandemia y establece la posibilidad de reformular las cuentas anuales si estas se aprobaron antes de que se presentase el Real Decreto 4/2025, que fija las primeras medidas del plan.

Escalada arancelaria

¿Qué pueden hacer las empresas?

La decisión de Estados Unidos de establecer medidas proteccionistas no vistas en más de un siglo, y la respuesta de los distintos países (y las posibles contrarréplicas) abren un escenario desconocido. Por el momento, la única certeza con la que cuentan las organizaciones españolas es la pausa de 90 días de la Unión Europea, y del mantenimiento de aquellos países que hayan tomado medidas de respuesta. Pero en medio de esta volatilidad sí que existen dos realidades:

La primera de ellas es la propia incertidumbre: como se indicaba más arriba, todavía no se puede predecir el alcance y la duración de la escalada arancelaria, por lo que es recomendable trabajar con distintos escenarios. Además, como ya han advertido algunos analistas, si las tasas se mantienen en el tiempo, el crecimiento económico se verá comprometido (de hecho, el Banco de España anunció una revisión a la baja sus previsiones para España cuando se conoció la cifra del 20% para la UE) y, por tanto, será necesario integrar la nueva coyuntura en los planes de negocio.

Y la segunda es que todos los mercados van a verse afectados en mayor o menor grado. Las medidas arancelarias de Estados Unidos ya están generando réplicas y contrarréplicas y los países han empezado a revisar sus alianzas y acuerdos comerciales internacionales.

Teniendo en cuenta estos dos aspectos, las empresas pueden empezar a tomar medidas para protegerse del impacto de la escalada arancelaria a corto plazo y sentar las bases de su estrategia en el caso de que esta se prolonguen a medio plazo. En esta etapa será clave diferenciar lo táctico de lo estratégico.

1. Evaluar el impacto de los aranceles en los productos

Los aranceles de un producto vienen determinados por tres factores, el valor, la clasificación y el origen. Por tanto, deben ser la base de la evaluación que toda empresa haga sobre el impacto de la actual escalada arancelaria en sus exportaciones.

“En un entorno de imposición arancelaria muy reducida o nula, puede que no se preste demasiada atención a declarar correctamente el valor de una mercancía, pero ahora será clave. Nuestra experiencia nos dice que algunas empresas declaran más de lo que deberían en aduana, existiendo una oportunidad de ahorro arancelario si el valor de la mercancía puede reducirse”, explica José Blanco, socio responsable del área de Aduanas, IIEE e Impuestos medioambientales de KPMG Abogados.

José Blanco también destaca la relevancia y complejidad que adquiere en este contexto la clasificación y el origen de la mercancía, pues determinan la exigencia del arancel. “No tendrá las mismas implicaciones arancelarias determinar que una pieza utilizada en la fabricación de un automóvil se clasifique como una manufactura de metal común o como una parte de un vehículo”. En lo que respecta al origen, no hay que olvidar que se corresponde con aquel país o territorio en el que el producto experimenta la última transformación sustancial”.

En un contexto en el que la UE ya había establecido aranceles para algunos productos estadounidenses (y ante la posibilidad de futuras tasas), los regímenes suspensivos aduaneros (RPA) podrían adquirir un mayor protagonismo. Se trata de una ventaja establecida en todos los países de la Organización Mundial del Comercio, por la que una materia prima que se importa con el objetivo de transformarla para su posterior exportación a otro mercado quedaría exenta de aranceles. “Se exige demostrar la trazabilidad de los procesos de fabricación, pero para las empresas exportadoras es una opción ideal. No obstante, la Administración Tributaria puede tardar 2 ó 3 meses en aprobarlo”, señala Blanco.

2. Evaluar toda la cadena de valor

 El hecho de que los aranceles establecidos por Estados Unidos (y sus réplicas y contrarréplicas) sean desiguales entre mercados obliga a las compañías a analizar con mayor detalle sus cadenas de valor, no solo para evaluar el impacto de los aranceles, sino también para definir las acciones para mitigarlos.

Desde la crisis de 2008, la empresa española ha dado un salto cualitativo en su internacionalización, ya sea en el ámbito de exportación como en el de la producción en otros países. La actual coyuntura invita a analizar las cadenas de aprovisionamiento y la producción internacional, así como a identificar nuevos mercados, reorientando las ventas a nuevos socios.

“La ruptura de las cadenas de suministro que experimentamos en pandemia ya hizo reflexionar a muchas compañías sobre la necesidad de buscar alternativas a una dependencia excesiva de los mercados asiáticos. Algunas optaron por acercar la producción y otras por diversificar proveedores con el objetivo de garantizar la agilidad.  Pero estas decisiones llevan tiempo, en ocasiones años”, recalca Jorge Solaun, socio de Strategy & Value Creation. Por esa razón, el foco de las empresas en el corto plazo debería centrarse en aumentar la competitividad, “lo que pasa necesariamente por optimizar costes”, apunta Solaun.

La función de compras adquiere un papel relevante en este contexto. “Un diagnóstico riguroso de las categorías de gasto más críticas, o análisis de escenarios de compra, facilita la toma de decisiones y refuerza la resiliencia organizativa. Este enfoque ofrece una mayor confianza a los inversores y permite al CPO responder con agilidad a las demandas de sus stakeholders”, explica Pedro Gascón, director de Strategy & Procurement de KPMG en España.

Pase lo que pase, podemos ayudarte a afrontarlo (y superarlo)

Por su parte, la búsqueda de nuevos mercados es uno de los ámbitos en los que más necesario será diferenciar lo táctico de lo estratégico. La coyuntura actual puede incrementar el atractivo de mercados que hasta ahora no eran prioritarios (como es el caso de los países asiáticos), pero no hay que olvidar que en los últimos años las estrategias de internacionalización de buena parte del tejido empresarial español han puesto el foco en Estados Unidos, el primer mercado de consumo del mundo. Una de las alternativas que puede adquirir relevancia es la recirculación de productos (lo que implica someter al producto a un modificado menor en otro mercado) con el objetivo de esquivar los aranceles más altos. “Pero estos ajustes también pueden tardar tiempo en completarse”, señala de nuevo Solaun.

3. Revisar los precios (y valorar las oportunidades)

La actual escalada arancelaria obliga también a reposicionar precios, con la medida más urgente de revisar en profundidad el escandallo de los productos que se destinan al mercado norteamericano. En esa labor será fundamental que las empresas analicen su cadena de valor y la evolución de la demanda de sus productos, para poder determinar hasta qué punto pueden ajustar sus márgenes. También será necesario revisar los acuerdos con los distribuidores e identificar aquellos aspectos que se pueden renegociar, con el objetivo de llegar a un acuerdo para que el coste vinculado al incremento de aranceles sea compartido.

A pesar de la incertidumbre que genera esta coyuntura en las compañías españolas que exportan a Estados Unidos, también ofrece oportunidades para el reposicionamiento de los productos españoles. Un buen ejemplo es el sector de Alimentación y Bebidas. “En los últimos años las empresas españolas de alimentación y bebidas se han consolidado entre los distribuidores americanos como un proveedor de productos de buena calidad a un precio razonable, lo que puede hacernos ganar cuota de mercado frente a otros competidores”, destaca Enrique Porta, socio de Customer & Growth de KPMG en España.

Aunque Porta también pone de manifiesto que el perfil de estas empresas, generalmente familiares y de pequeño o mediano tamaño, puede reducir su capacidad de negociación, insiste, “Estados Unidos es un mercado que ofrece un gran valor para las compañías españolas. El cliente estadounidense va a seguir consumiendo. Si los productores españoles juegan bien sus cartas, ofreciendo una propuesta de valor diferencial, seguirán siendo competitivos y mejorarán la percepción de sus productos”.

4. Definir posibles escenarios (aprovechando la tecnología)

Desde que Trump anunciara las primeras medidas proteccionistas, los acontecimientos se han acelerado, y las réplicas, las contrarréplicas e incluso las moratorias se suceden con una frecuencia más que diaria. Las compañías deben abordar la incertidumbre de una forma estratégica, evitando depender de los titulares de cada mañana. “La pandemia, la ruptura de las cadenas de suministro o la escalada inflacionaria ya enseñaron a las empresas que en entornos de alta incertidumbre es imprescindible contar con las herramientas y los recursos que garanticen un forecasting lo más completo posible, a través de simulaciones que permitan comparar distintos escenarios”, explica Pilar Escudero, socia responsable de EPM & Reporting en Transformación y Tecnología en KPMG en España.

No cabe duda de que la definición y análisis de escenarios ‘what if’ (qué pasaría si…) adquieren un papel esencial en la evaluación del impacto de los aranceles y en el diseño de los planes de respuesta.  Esa tarea se ve facilitada por las nuevas tecnologías, que permiten automatizar el proceso de forecasting, y a la vez analizar grandes volúmenes de datos desde diferentes perspectivas, eliminando posibles errores y duplicidades, y respondiendo a los objetivos de negocio.

5. Análisis de los planes de ayudas disponibles

Teniendo en cuenta que tanto el Gobierno español como, probablemente en caso de que las negociaciones no lleguen a buen puerto, la propia Unión Europea, aprueben medidas de apoyo a las organizaciones impactadas por los aranceles, las empresas deberán analizar y valorar a qué ayudas y financiación pueden acceder como parte de su estrategia de minimización de impacto.

De momento, estas son solo algunas de las acciones que las empresas españolas pueden llevar ya a cabo para evaluar el impacto de la escalada arancelaria y mitigar sus efectos. En el que caso de que estas medidas proteccionistas finalmente se prolonguen en el tiempo, las tácticas puestas en marcha deberán facilitar también el desarrollo de estrategias a medio y largo plazo, en las que las operaciones corporativas, las recolocaciones o los ajustes de las cadenas de suministro tendrán un papel protagonista.