La llegada de Internet cambió la vida de las personas, pero también de las empresas. Herramientas tan habituales hoy en día como el e-mail supusieron un giro radical de los métodos de trabajo de las compañías, permitiendo una mayor efectividad y rentabilidad. Prueba de ello es que más del 98% de las empresas españolas de 10 o más empleados disponía de conexión a Internet en el primer trimestre de 2016, según los últimos datos publicados por el INE. A estas alturas, no cabe duda de que la noticia está en ese 2% que todavía maneja un negocio sin estar conectado a la red.
Con Internet llegó la transformación digital, un proceso de cambio y adaptación que han tenido que emprender todas las compañías con el objetivo de no quedarse atrás. Desde la comunicación entre los empleados a la relación con los clientes, pasando por un giro radical en los procesos de reclutamiento y formación, Internet y las herramientas digitales han hecho más fácil el día a día de las compañías.
– Comercio Electrónico: Sin duda, la posibilidad de vender productos y ofrecer servicios a través de Internet ha sido el principal reto –y oportunidad- que han experimentado las compañías. Según los últimos datos del INE, la mitad de la población (50,1%) ha realizado operaciones de comercio electrónico alguna vez en su vida, mientras que el 34,9% ha comprado por Internet en los últimos tres meses, la cifra más alta de la serie histórico.
– Teletrabajo: Con Internet se abrió la posibilidad de que los empleados trabajasen desde casa, lo que supuso un punto de inflexión en términos de conciliación. Además, la conexión a través de tecnologías de telecomunicaciones permite el traslado de trabajadores en momentos puntuales a cualquier parte del mundo sin que repercuta en el nivel de trabajo. Asimismo, el trabajo desde casa permite a las empresas ahorrar espacio y gastos relacionados con el mantenimiento de oficinas.
-Marketing: Internet no solo ha modificado la forma de trabajar de las empresas, también ha llevado a un cambio en el perfil de los consumidores y clientes. El acceso a información, la demanda de servicios y productos las 24 horas del día los 7 días a la semana implica que las empresas deben comunicarse y vender sus productos o servicios de forma distinta. Internet también ha aumentado la posibilidad de obtener feedback de los consumidores y obtener datos para conocer sus hábitos de consumo.
-Recursos Humanos: Los procesos de selección han cambiado de forma que el papel ha quedado obsoleto. La mayoría de las empresas cuentan con una plataforma donde compartir el currículum y conocer las ofertas de trabajo disponibles. A esto se une las distintas redes sociales de búsqueda de empleo que existen en la actualidad. En este punto, también cabe destacar el cambio que ha experimentado la formación, ya que la instauración de cursos online permite promover el conocimiento de la compañía de forma sencilla y flexible.
-Documentación: La gestión de información a través de papel tiene los días contados. La posibilidad de disponer de documentos digitalizados puso fin al almacenamiento de documentación en espacios físicos, que además dificultan su consulta. Además, mediante la digitalización de documentos se incrementa la seguridad y la accesibilidad, y se reduce el coste de mantenimiento y el deterioro de los mismos.
No obstante, estos cambios experimentados en el pasado con la aparición de Internet, parecen quedarse pequeños si analizamos las posibilidades futuras que, junto al resto de tendencias digitales que le acompañan (Internet of Things, automatización, robótica, cloud computing, machine learning, etc), presenta para el mundo empresarial.
-El fin del presencialismo: Partiendo de la base de que la fuerza laboral de las próximas décadas estará conformada por generaciones de nativos digitales, es difícil imaginar un entorno de trabajo sustentado en los actuales patrones de comportamiento. En un futuro, gracias a las herramientas de alta conectividad que ofrece Internet, se podrá desarrollar la gran mayoría de las actividades sin necesidad de acudir al “trabajo”. El empleo pasará de concebirse como un lugar al que se asiste durante un número de horas determinado a una actividad con un propósito claramente establecido, que puede realizarse desde cualquier emplazamiento.
-Smart Work: Internet no solo afectará a las compañías, sino a las propias profesiones. Las tareas repetitivas consumen una gran cantidad de recursos que dejan a los empleados sin tiempo para labores que podrían generar un mayor valor añadido. Con los nuevos modelos de trabajo inteligentes, se espera que una parte importante de la población pueda dedicarse a profesiones más creativas, dejando las tareas más monótonas en manos de las máquinas.
-Trabajo a medida: Con los empleos repetitivos fuera de escena, el talento ocupará el lugar central. Los puestos de trabajo indefinidos, con una cantidad de horas determinadas y retribuciones fijas, se verán sustituidos por proyectos que serán abordados por diferentes profesionales con habilidades y conocimientos concretos que trabajarán por objetivos. En este sentido, existen ya ciertas plataformas como ODesk, que permiten realizar una búsqueda más completa de perfiles en todo el mundo.
-Business Intelligence: el análisis del Big Data es uno de los aspectos más destacados de la estrategia de transformación digital de todas las empresas. Sin embargo, esta tendencia está aún iniciándose. Será, en un futuro, con la incorporación de la inteligencia artificial y los profesionales que hoy en día se están formando en estas materias, cuando las compañías tengan realmente los recursos adecuados para analizar y sacar el máximo provecho de la información recogida.
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