El sector de infraestructuras español ocupa una posición privilegiada en el mundo. Un liderazgo marcado por la internacionalización: en 2015 las compañías españolas gestionaban cerca del 40% de las infraestructuras a nivel mundial. Esta fuerte presencia internacional implica que una misma compañía tiene que ser capaz de ser competitiva y ofrecer servicios en entornos geográficos muy distintos, con diferentes necesidades y perspectivas.
Mantener este liderazgo a largo plazo implica afrontar importantes retos para las compañías. Por un lado las tensiones geopolíticas, que influirán en el desarrollo de negocio en cada región, y por otro los cambios de tendencias que atraviesa el sector y que han supuesto una revolución para un sector clave en la economía. Desde la implantación de la digitalización a la llegada de la economía circular, las infraestructuras del futuro se abren camino a alta velocidad:
-Digitalización: Las empresas del sector se ven obligadas a buscar soluciones digitales si buscan ser competitivas. Plataformas digitales, sensores, realidad virtual, empleo de drones para levantamientos topográficos, monitorización de infraestructuras… entran de forma rápida en un sector que parecía ir varios pasos por detrás respecto a otros como servicios financieros, telecomunicaciones o gran consumo. “La internacionalización de las compañías y la ubicación de proyectos en lugares complejos han puesto de manifiesto la importancia de la tecnología y la transformación digital”, explica Jesús de Isidro, socio responsable del sector de Infraestructuras de KPMG en España. También juega un papel importante el análisis de datos, que permite realizar modelos de predicción en grandes proyectos.
– Sostenibilidad: La sociedad reclama infraestructuras más sostenibles, por lo que esta cuestión ya es mucho más que un concepto ligado al marketing, sino un pilar fundamental en la planificación de proyectos. “En muchas regiones, los ciudadanos comienzan a tener voz y voto sobre qué edificios quieren tener en su ciudad o qué infraestructuras deben unir sus polos de desarrollo”, afirma Jesús de Isidro, que incide en que este cambio de relación entre actores es clave para posicionarse a medio y largo plazo.
-Análisis del impacto en la construcción: La importancia de la sostenibilidad no solo se pone de manifiesto en los proyectos sino en la propia ejecución, ya que las compañías buscan emprender infraestructuras que generen un menor impacto social durante su construcción. Sobre todo en los entornos urbanos, en los que los ciudadanos tienen que convivir con las obras y el desarrollo de infraestructuras.
-Economía circular: En la reducción del impacto medioambiental también tienen un papel importante los materiales y su duración. El empleo de materiales con un ciclo de vida amplio y reutilizables permitirá reducir la dependencia de materias primas, por lo que determinará la planificación de los proyectos.
-Interconexión de sectores: Las nuevas tecnologías obligan a cooperar. Desde el sector de transporte, como el de automóviles, pasando por el de energía deben cooperar en el desarrollo de proyectos, teniendo en cuenta los avances tecnológicos y cómo pueden influir unos sectores en otros. Es el caso de la construcción de carreteras teniendo en cuenta la –no muy lejana- implantación de coches autónomos, o las grandes obras hidráulicas y de gestión del agua con el sector energético.
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