El debate sobre el impacto que tendrá en el empleo el uso de nuevas tecnologías como la robótica y la inteligencia artificial sigue abierto. Son muchas las predicciones de cuántos y qué puestos de trabajo o, mejor dicho, tareas, pueden llegar a desaparecer, aunque no hay un consenso claro al respecto. Pero, ¿qué opinan los universitarios que son los que tendrán que vivir en primera persona ese nuevo marco laboral en el que los profesionales convivirán con las máquinas?
Para conocer su visión, KPMG encuestó a los universitarios que participaron hace unas semanas en el International Case Competition 2018. El torneo, que consiste en la resolución de casos prácticos, recibió más de 21.000 inscripciones de cerca de 500 prestigiosas universidades de un total 22 países. Esto es lo que nos contaron.
Los universitarios no tienen dudas. Más de la mitad de los encuestados piensan que la tecnología cambiará radicalmente su trabajo pero nadie, ninguno, espera que esto vaya a ser negativo.
De hecho, los estudiantes confían en que la tecnología les facilitará el acceso a nuevas oportunidades. Para el 36% de los alumnos, el principal efecto que tendrá sobre su carrera será que podrán centrarse en labores de mayor valor añadido o en trabajos de mayor impacto. A su vez, un 21% las ve como una oportunidad para enfocarse en tareas más interesantes y cerca de un 20% afirma que les permitirá desarrollar sus habilidades y capacidades constantemente.
Los universitarios son optimistas con las futuras tecnologías porque entienden que ayudan a liberar tiempo de tareas rutinarias para centrarse en labores mucho más creativas y estimulantes. También harán más fácil y rápida la comunicación, permitiendo así una toma de decisiones más efectiva.
“Su capacidad para adoptar las nuevas tecnologías y las metodologías asociadas más rápidamente les otorga una clara ventaja competitiva en la resolución de problemas complejos, ya sea en un entorno profesional o en la sociedad en general”, dice Segor Teclesmayer, socio responsable de People de KPMG en España. “Los estudiantes reconocen que la digitalización y las tecnologías como la inteligencia artificial (IA), blockchain y la robótica les pueden ofrecer una increíble oportunidad. Es esencial aprovechar este espíritu pionero y emprendedor para el crecimiento en nuestros mercados”, añade.
Preguntados por las tres tecnologías que, a su juicio, tendrán una mayor influencia en su carrera en los próximos 10 años, el 81% de los universitarios apunta la inteligencia artificial, seguida del blockchain y la robótica, ambas señaladas por el 59%.
La inteligencia artificial ayudará a que los recien graduados accedan a puestos de trabajo de mayor responsabilidad, de acuerdo con más de la mitad de los encuestados.
En el mercado laboral del mañana, no todo tendrá que ver con las tecnologías. Ante la pregunta de qué habilidades personales serán esenciales en los trabajos del futuro, los universitarios destacaron una por encima del resto: la resolución de problemas, tal y como apuntó el 61% de los encuestados.
En segundo lugar la capacidad de aprender (49%) y la creatividad (39%) completan la lista de las grandes aptitudes que los estudiantes actuales prevén necesarias para crecer profesionalmente en el nuevo entorno laboral.
Las nuevas generaciones son cada vez más exigentes con los valores que representan las empresas y darían prioridad a empleos en compañías con cuyo proyecto se identifiquen. En este sentido, en un mundo marcado por la tecnología, los estudiantes consideran cualidades esenciales la ética (apuntada por el 58% de los encuestados), la responsabilidad (52%) y la integridad (41%).
“Las habilidades “soft” y los valores tendrán más importancia en un mundo cada vez más impulsado por la tecnología. Los estudiantes entienden y reconocen que, independientemente del impacto de la tecnología, hay una serie de habilidades críticas que les proporcionarán los cimientos para su carrera y que básicamente son tres: comunicación, capacidad de relación y toma de decisiones”, comenta al respecto Segor Teclesmayer.
*El torneo KPMG International Case Competition (KICC) se celebró en abril en Kuala Lumpur, donde se congregaron los universitarios participantes en equipos de cuatro cuyos trabajos fueron evaluados por un panel de socios senior de KPMG de todo el mundo. Por cierto, el ganador fue el equipo alemán.
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