La ONU estima que la población mundial asciende a más 7.000 millones de persones actualmente y que aumentará en mil millones en los próximos doce años. La mayor parte de este crecimiento se producirá en los países en desarrollo, en los que el crecimiento de las clases medias incrementará enormemente la demanda de más y mejores infraestructuras. No obstante, el ritmo de desarrollo de las mismas es muy desigual en el mundo. Según el World Economic Forum, el gasto global en infraestructuras básicas (transporte, energía, agua y comunicaciones) asciende a 2,7 billones de dólares al año, cuando debería alcanzar los 3,7 billones para cubrir las necesidades.
Esto supone una gran oportunidad para las empresas de infraestructuras a nivel mundial y, especialmente, para los grupos españoles, que se encuentran en una excelente posición para competir en este mercado por su gran capacidad técnica, tecnológica y operativa. “Las grandes empresas españolas de infraestructuras se sitúan a la vanguardia, entre las mejores del mundo”, corrobora Cándido Pérez, socio responsable del sector infraestructuras, turismo, gobierno y sanidad de KPMG en España. Prueba de ello son los importantes contratos a los que han accedido recientemente consorcios liderados por empresas españolas: el último de ellos ha sido el adjudicado a un consorcio liderado por ACS y FCC para la construcción y explotación de la línea 2 del metro de Lima, por 3.900 millones de euros. No obstante, no es el único megaproyecto que se ha confiado en los últimos tiempos a compañías con sede en España. Entre otros, FCC y Typsa construyen tres líneas del metro de Riad gracias a un contrato valorado en 6.030 millones de euros.
“Las grandes oportunidades en el futuro se situarán en países de rápido crecimiento como Brasil, México o Australia, aunque también estallarán en África. El Banco Africano de Desarrollo estima que el continente necesitará 93.000 millones de dólares en infraestructuras básicas cada año para satisfacer la demanda existente. Países como Zimbabwe, Mozambique o Sudáfrica son los que aglutinarán las mayores oportunidades”, señala Ramón Poch, socio responsable del sector de infraestructuras de KPMG en España.
En todo caso, estos grandes proyectos suponen también grandes retos para las empresas. “Hacer frente a estos trabajos implica desenvolverse en entornos distintos (diferentes ambientes culturales, entornos regulatorios cambiantes en ocasiones con menor seguridad jurídica, etc.) y las empresas deben estar preparadas para ello”, asegura José Luis Blasco, socio responsable de Major Projects Advisory de KPMG en España. Algunos de los riesgos más habituales son sobrepasar el tiempo y el coste estipulados en los inicios del proyecto, aunque también cambios en el entorno político o económico. “Una buena gestión de riesgos en la construcción de grandes infraestructuras implica establecer y poner en práctica una serie de principios básicos como son una buena gestión de su alcance y diseño, una buena gestión de los costes, de la planificación, la identificación y la propia mitigación de los riesgos”, apunta Richard Powell, socio responsable de Major Projects Advisory de KPMG en Reino Unido.
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