Claridad y transparencia en la información financiera
La información financiera y contable siempre ha tenido un papel primordial en el funcionamiento de los mercados. Disponer de información clara, transparente y precisa de los estados financieros de las compañías es clave para la toma de decisiones, especialmente ante periodos de incertidumbre. Y sin duda, la COVID-19 ha supuesto un punto de inflexión en el reporte de la información.
El alcance de una crisis sanitaria y económica de la que no existen precedentes -por lo que el desarrollo de escenarios para la toma de decisiones se realiza bajo hipótesis y supuestos- ha llevado a la aprobación de medidas de forma rápida para garantizar la supervivencia de las compañías. Estas medidas deben quedar reflejadas en los estados contables, que este año se desarrollarán en un periodo extremadamente complejo.
A estas medidas urgentes adoptadas en un entorno de incertidumbre económica histórico, se unen las múltiples normativas aprobadas por el Gobierno con el objetivo de mitigar el impacto de la crisis. De este modo, los responsables de preparar la información financiera deben realizar un esfuerzo adicional, conociendo los diferentes supuestos a los que puede tener que hacer frente la compañía para reflejarlos de forma adecuada, además de conocer las diferentes novedades normativas que afectan en los estados contables.
“Nos encontramos ante una coyuntura atípica y excepcional, ante la que la dirección financiera debe conocer las novedades que inciden en la actividad de las cuentas anuales, especialmente las formuladas bajo las Normas Internacionales de Información Financiera (NIIF) y el Plan General de Contabilidad (PGC) para actuar de forma proactiva en la evaluación de riesgos e impactos en las áreas contables”, explica Bernardo Ruecker, socio responsable de Accounting Services de KPMG en España.
Identificar el impacto en los estados financieros
En este sentido, es necesario prestar atención a las recomendaciones y actualizaciones emitidas por los organismos reguladores. A lo largo de los últimos meses se han actualizado plazos y aprobado exenciones, entre otras medidas, que es necesario contemplar. “En los últimos meses se ha producido una actividad que no se recuerda en la historia reciente, por la que todos los reguladores nacionales e internacionales, desde la CNMV y el Banco de España al ICAC han tenido que emitir actualizaciones, recomendaciones e instrucciones que afectan en mayor o menor medida en el desarrollo y aprobación de los estados financieros”, recuerda Bernardo Ruecker.
De hecho, la propia declaración del estado de alarma se produjo en marzo, un mes clave en el proceso de cierre, revisión, formulación y aprobación de las cuentas anuales, por lo que se ha aprobado retrasar los plazos de las cuentas de 2019. De este modo, las compañías cuentan con un periodo adicional para reconocer cuestiones como las ayudas gubernamentales a las que haya recurrido la compañía, las modificaciones contractuales en préstamos y deudas, los cambios de contratos con clientes y arrendamientos, la contabilización de avales como integrales o no, las suspensiones temporales de empleo de trabajadores y los permisos retribuidos anticipados.
Dada la dificultad que supone para las compañías adaptarse a esta complejidad, con muchas de ellas teniendo que interrumpir o modificar su actividad habitual, acometiendo inversiones para adaptar sus cadenas de suministro, Marisa Pérez, socia del área de Accounting Advisory Services de KPMG en España, recomienda la realización de análisis específicos. “Es importante determinar qué tratamiento contable requiere cada una de las decisiones que han tenido que tomar las compañías, sin olvidar el registro de las transacciones ordinarias de la empresa, incluyendo el análisis del deterioro de valor de los activos: el juicio profesional en este periodo es imprescindible”, asegura.
Las ayudas estatales por la COVID-19
Una de las cuestiones que puede añadir complejidad a la labor de los directores financieros es la de cómo reflejar las ayudas aprobadas para las empresas tanto a nivel estatal, como autonómico y local. Desde los ERTES a las modificaciones en contratos de obra, servicio y concesiones con el sector público a la moratoria en el pago de deudas tributarias, pasando por los avales del Estado, la financiación de carácter finalista o las operaciones de reaseguro aceptado por el Estado.
En concreto, se debe dirimir cómo calificar cada una de las ayudas y cuáles son sus impactos contables bajo los principios contables generalmente aceptados en España. Esta definición es muy relevante ya que, como explica Marisa Pérez, “al contabilizarlas como subvenciones o como modificaciones contractuales se determina el criterio de imputación del ingreso que, a su vez, depende del cumplimiento de las condiciones inherentes a la ayuda”. Además, la calificación de las ayudas tiene consecuencias en los criterios de presentación de la cuenta de pérdidas de ganancia, o en datos de la compañía tan relevantes como el EBITDA.
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Aseguramiento en la información prospectiva
Las compañías también afrontan un escenario complejo en la realización de proyecciones y escenarios con los que tomar decisiones e informar tanto a sus consejeros como accionistas y grupos de interés. Analizar los posibles riesgos, ofrecer datos y una visión objetiva e independiente sobre la gestión de la crisis derivada de la COVID-19 y los impactos en los estados financieros de la compañía es otro de los retos que afronta la dirección financiera.
Una vez más, en este punto las compañías deben aportar confianza en la información que aportan, ante lo que el asesoramiento de expertos independientes puede ayudar en el proceso. A través de técnicas y estándares como el ISAE 3000, se pueden desarrollar informes clave para responder a determinadas demandas.
Como explica Francisco Rabadán, socio responsable de Assurance de KPMG en España, “las compañías pueden incrementar el valor y calidad de su información financiera a través de informes exhaustivos y criterios específicos, que permiten obtener conclusiones de gran utilidad para los inversores, grupos de interés, reguladores o proveedores”.
El impulso definitivo a la digitalización
Si la tecnología ya estaba ocupando un papel relevante en las auditorías y el análisis de la información financiera, la COVID-19 ha puesto de relieve todo su valor. La analítica masiva de datos, la inteligencia artificial o el desarrollo en la nube permiten obtener una mayor calidad en las conclusiones que determinarán la toma de decisiones de la compañía. Además de permitir abordar toda la comunicación e intercambio de información en remoto ante el confinamiento de la población para contener la pandemia.
Esta transformación a través de la tecnología permite analizar de una forma más exhaustiva la información financiera y no financiera de las empresas, por lo que se obtienen conclusiones más robustas y proporciona una confianza mayor a los mercados. Unos aspectos muy relevantes en el entorno de incertidumbre generado por la crisis de la COVID-19 y ante los que la herramienta KPMG Clara ha adquirido un papel determinante.
“Nuestra herramienta KPMG Clara nos permite aportar una mayor confianza y detectar posibles riesgos en una época compleja para las compañías. Tenemos la capacidad de identificar tendencias anómalas antes de que se cristalicen en riesgos relevantes par las compañías, en un ecosistema de trabajo colaborativo e interconectado”, explica Sergio González-Isla, responsable de Data & Analytics para Auditoría de KPMG en España.