5. Vivir (bien) más de 100 años
El avance de la medicina personalizada y preventiva gracias a tecnologías como la analítica de datos dibujan un futuro en el que la esperanza de vida -con calidad- aumentará notablemente.
Vivir más años con mejor calidad de vida. Convertir enfermedades que hoy ponen la vida en peligro en afecciones crónicas. Disponer de tratamientos personalizados y preventivos para la enfermedad que un paciente podría desarrollar en base a sus características genómicas. El desarrollo de la tecnología y de la propia medicina abre un nuevo paradigma que sitúa al paciente en el centro de la ecuación, pero que también abre un importante debate sobre el futuro del sistema sanitario.
“No debemos olvidar que formamos parte de la generación más afortunada de la historia, con una esperanza de vida creciente y una calidad de vida mayor que continúa incrementándose de forma significativa”, afirma Cándido Pérez, socio responsable de Gobierno y Sanidad de KPMG en España. Los datos no dejan lugar a dudas: en casi tres décadas años la esperanza de vida ha aumentado más de cinco años, hasta superar los 83 años de media. Y las previsiones a 2030 apuntan a que viviremos otros dos años más de media, según la estimación del INE.
Este aumento de la esperanza de vida, que situará a España como el país más longevo del mundo en 2040, es consecuencia de varios factores –reducción de mortalidad infantil, mejores hábitos de vida, acceso a sanidad, avances médicos y tecnológicos…- que sin duda tienen su pilar en el avance de la medicina. Y en los próximos años, con la incorporación definitiva de tecnologías como la analítica de datos y la Inteligencia Artificial, llegará el punto de inflexión definitivo.
El paciente, en el centro de la medicina
Este cambio vendrá de la mano de un cambio de visión. “El avance tecnológico y la transformación digital permitirán, pese a lo que se pueda pensar en un principio, humanizar más el sistema, situando al paciente en el centro de la estrategia sanitaria”, explica Cándido Pérez. “En la próxima década se producirá un cambio de enfoque, de tratar enfermos a pacientes, y el objetivo pasará a ser cuidar la salud de las personas, primando la prevención y el resultado”, sostiene.
Situar al paciente en el centro del sistema, unido al avance en el procesamiento, almacenamiento y análisis de datos y el avance en la genómica permitirá avanzar de forma sustancial en la medicina personalizada. Como explica David Sanz, director en Analítica de Datos e Inteligencia Artificial de KPMG en España, el futuro de la medicina pasará por “personalizar los medicamentos, dosis y proceso terapéutico a las necesidades específicas de cada persona en base a su genética”.
“Históricamente el factor limitante provenía del coste de la secuenciación y del volumen de los datos generados. Pero el avance en la tecnología está haciendo que el precio ya no sea un problema, por lo que empieza a surgir la medicina personalizada”, afirma David Sanz. Si en 2001 el coste de una secuenciación del genoma humano ascendía a 100.000 millones de dólares, en la actualidad no supera los 1.000 dólares.
De hecho, el experto apunta a que en la actualidad el mayor límite a este avance provendría del propio ser humano. “En el proceso de una secuenciación genómica, en la recolección de la muestra el factor limitante puede provenir de que el paciente no quiera compartirla–aunque cuando se da en medio de procesos terapéuticos a causa de una enfermedad sí se suele obtener el consentimiento-, en la secuenciación y análisis, de la formación técnica y en la interpretación de la experiencia y conocimiento del profesional médico, ya que son métodos complejos”, sostiene.
Por otro lado, David Sanz recuerda que el avance de la genómica y la analítica de datos en medicina abarcan varios casos de uso. “Por un lado la vertiente clínica, que analiza las variantes genéticas asociadas a riesgos en la salud del paciente, por otro lado el denominado Wellness, que aporta información sobre cómo afecta la dieta y los suplementos al bienestar y energía diarios, y el estilo de vida, que puede analizar qué tipo de deporte es mejor hacer e incluso por qué se prefieren unos sabores a otros”, explica.
Del lado de la sanidad, pese a que situar al paciente en el centro de la estrategia parece sencillo, lo cierto es que no lo es. “En teoría puede parecer una fórmula sencilla, pero un sistema basado en la medicina personalizada y preventiva supone un cambio de ecuación por el que del pago basado en la actividad se pasará a otro basado en el resultado”, sostiene Cándido Pérez. De este modo, para superar una rotura de cadera se primaría un tratamiento que prime la rehabilitación y un tratamiento personalizado que solo requiera de una operación, frente a tres operaciones por diferentes complicaciones en un sistema basado en la actividad.
“Por supuesto, para establecer este sistema se tiene en cuenta el perfil de cada paciente, y no implica una reducción de la facturación sino la introducción de incentivos para situar al paciente en el centro, de forma que el objetivo último sea la mejora de la salud y no únicamente la resolución de enfermedades e incidentes críticos”, subraya el socio responsable de Gobierno y Sanidad de KPMG en España. Una meta para la que es necesaria la alineación de todos los agentes del sistema, tanto el sistema primario como los hospitales.
Los retos de la implantación de la medicina personalizada
- Conocimiento: Capacidad de generar, almacenar y analizar cantidades ingentes de datos.
- De infraestructura: Laboratorios especializados, centros de referencia y bioinformática, etc.
- De formación a profesionales: incluyendo criterios para aplicar los nuevos diagnósticos y terapias.
- Organizativos: red de colaboración público/privada.
- Económicos: inicialmente será necesario establecer un presupuesto específico y un sistema de incentivos alineado con los objetivos a conseguir.
- De participación de los pacientes.
- Cambios regulatorios, de seguridad y de gobernanza.
Colaboración público-privada para garantizar la transformación
Para que este avance suceda, la colaboración pública y privada es esencial. Como explica Cándido Pérez, “la empresa privada, que viene realizando una importante inversión en tecnología y transformación digital en los últimos años, debe colaborar de forma activa en la transformación del sistema sanitario, por lo que el sector público debe apoyarse en compañías estratégicas para garantizar la evolución del sistema”.
En la misma línea opina David Sanz, para quien esta colaboración será clave en el avance de la medicina personalizada. “El sistema público tiene una capacidad limitada de acceso a información y datos, solo relacionados con pacientes agudos. Sin embargo, las empresas privadas disponen información detallada sobre población sana, imprescindible para el avance de la medicina preventiva y personalizada. En los próximos años ambos sectores tendrán que colaborar para compartir esa información y trabajar de forma conjunta con el objetivo de mejorar la salud poblacional”, asegura.
La entrada de nuevas tecnologías permitirá realizar diagnósticos más efectivos y rápidos, en base al análisis de millones de datos de pacientes junto al avance de la medicina genómica, lo que permitirá definir tratamientos personalizados. Un hito que hará más efectiva la medicina, cronificando enfermedades con elevadas tasas de mortalidad en la actualidad. Prueba de ello es que para 2030 se calcula que en Estados Unidos el número de personas con tres enfermedades crónicas o más pasará de 30,8 millones en 2015 a 83,4 millones, según el informe ‘Healthcare 2030’, elaborado por KPMG.
30.8
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El análisis de datos permitirá un avance en tres aspectos clave de la medicina y el sistema sanitario: la investigación, el procedimiento diagnóstico y terapéutico y la gestión. “Se puede utilizar la información disponible con el objetivo de mejorar la vida de los pacientes, previendo ingresos, monitorizando la evolución de la enfermedad, estudiando su origen para alcanzar su prevención… Una parte de la inversión en sanidad debe girar en torno a la incorporación de estas tecnologías”, sostiene Cándido Pérez. En la actualidad, la inversión real en TIC en la salud en España se sitúa en el 1,2% del gasto sanitario, según el informe ‘Diez temas candentes de la Sanidad española en 2019’ elaborado por Círculo de Empresarios.
Los expertos apuntan a que la tecnología también permitirá reducir el número y tiempo de hospitalizaciones. “Los pacientes pueden permanecer el menor tiempo posible en el hospital, trasladando el ingreso al domicilio con una gran capacidad de monitorización y sistemas de alertas muy desarrollados. No debemos olvidar que la hospitalización representa uno de los mayores gastos del sistema sanitario, y de este modo se puede realizar un mayor número de ingresos programados, reduciendo las listas de espera y el número de urgencias gracias a la medicina preventiva”, explica Cándido Pérez.
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